C/Ramón y Cajal 20 Pego
Es indispensable saber elegir el fotoprotector solar más adecuado, que se adapte a las necesidades de nuestra piel y nuestro estilo de vida.
La piel es el órgano más extenso, cuya función es proteger el cuerpo de los agentes climáticos, como es el sol. Por ello, queda expuesta a sufrir diferentes tipos de patologías si no existe una correcta protección. Con la llegada del verano, esta sobreexposición se acentúa y con ella los efectos del sol sobre la piel.
Un buen filtro solar no solo debe proteger de los rayos UVB (responsables de los daños inmediatos sobre la piel, como las quemaduras), sino también debe proteger de los rayos UVA (daños en el DNA de la piel, las células, los vasos y los tejidos). Es decir debe ser un fotoprotector de amplio espectro y de protección global para la piel, que la defienda contra el espectro de luz: UVB, UVA, IR y Luz Visible.
Protección contra la polución: Partículas atmosféricas contaminantes (carbón y metales pesados) y químicos de uso doméstico e industrial
Cuidado,el fotoprotector solar caduca. Con el paso del tiempo, sus componentes se van degradando como en cualquier otro producto. Por tanto, no es recomendable utilizar fotoprotectores abiertos de un año para el otro ya que eso devalúa el factor de protección. La protección no será del todo completa y se estará en riesgo de sufrir los efectos nocivos del sol.
Alerta con los protectores secundarios, aquellos que incluyen reclamos publicitarios sobre protección solar pero cuyo cometido principal no es proteger la piel del sol (por ejemplo, las cremas hidratantes con SPF15)
Gracias a la combinación de estos conseguiremos un escudo de alto nivel contra el envejecimiento y los efectos nocivos que causan los rayos del sol: el eritema, el envejecimiento, las manchas, y el daño del ADN. La piel quedará protegida con efectos inmediatos, a medio plazo y a largo plazo: