Celebramos el centenario de la insulina

¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona producida por la glándula denominada páncreas. Una vez liberada la insulina, al torrente sanguíneo, por el páncreas ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre, como ocurre después de ingerir alimentos. La insulina ayuda a que la glucosa entre en las células del cuerpo para que se la utilice como fuente de energía o se la almacene para el futuro. Cuando una persona tiene diabetes, el páncreas no genera suficiente insulina o el cuerpo no es capaz de responder en forma normal a la insulina que se produce. Esto hace que aumente el nivel de glucosa en sangre. Por eso, las personas que padecen diabetes necesitan un aporte externo de ella para poder controlar los niveles de glucosa en sangre.

¿Cómo se descubrió?

En 1921, un equipo de investigadores canadienses descubrió la molécula de la insulina (la extrajeron de un perro) y en 1922 la inocularon a un niño de 14 años al cual le salvaron la vida, a partir de ahí se inició un siglo de innovaciones revolucionarias en el cuidado de la diabetes que desde entonces han salvado un incontable número de vidas. De ahí la conmemoración que se celebra este año 2021, en su primer centenario, entorno al descubrimiento de la insulina y la importancia de la investigación para las enfermedades, en este caso la diabetes, pues sin ciencia no hay futuro y sin tratamientos efectivos no hay salud.

¿Tratamientos?

Durante muchos años la insulina que se ha empleado para el tratamiento de la diabetes, se extraía del páncreas de diversos animales, principalmente del buey (Insulina bovina), y sobre todo del cerdo (Insulina porcina). La insulina porcina es casi idéntica a la insulina humana y posee el mismo efecto sobre el azúcar (glucosa) en sangre.
En la actualidad las insulinas que se tiende a emplear son las denominadas humanas, que son químicamente iguales a la del hombre y se obtienen bien de ciertas bacterias y levaduras mediante técnicas de ingeniería genética o bien a partir de la insulina de cerdo, que mediante un proceso químico adecuado se transforma en insulina exacta a la del hombre.
Aclaremos que el término insulina humana (1982), se refiere a que su estructura es idéntica a la insulina producida por los seres humanos, aunque no se obtenga a partir de ellos. La pureza de las insulinas actuales es muy superior a las primitivas, lo que evita reacciones indeseables.

Gracias a la investigación y a los avances tecnológicos se ha descubierto que existen diferentes tipos de insulina según su velocidad de acción y su tiempo de duración.
Nos vamos a centrar en la insulina humana, se puede administrar tanto a niños como adultos que padecen diabetes mellitus tipo 1 y tipo 2, 15 minutos antes o después de las comidas, actúa en 1-3h y tiene una duración de 7-8h. La dosis de insulina a administrar debe individualizarse para cada paciente dependiendo de su tipo de alimentación (ingesta de alimentos) y el ejercicio físico que realiza.
La insulina se destruye en el estómago por eso no puede tomarse por boca y DEBE ADMINISTRARSE EN FORMA DE INYECCIONES (inyección subcutánea). Es importante destacar que debe administrarse en la zona superior de brazos, muslos, nalgas y abdomen, alternando las zonas de inyección, un mismo lugar de inyección no debe ser utilizado más de una vez al mes, ni se debe realizar tras la administración un masaje en la zona.
La ciencia sigue avanzando y nuevas formas de dosificación están en estudio para poder mejorar la vida a los pacientes que sufren esta enfermedad crónica

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